La corrupción no entiende ni de regiones ni de siglas políticas. Los escándalos se han producido en todas las comunidades y en todos los partidos políticos en todos los tiempos y en todo el mundo.

Donde ha habido poder ha habido corrupción. Los últimos y graves escándalos han calado como nunca en la ciudadanía y han colocado a la corrupción de manera destacada como la segunda preocupación de todos los habitantes del mundo tan sólo por detrás de la recesión.

Tan de actualidad pero a su vez tan antigua es la corrupción que pese a la enorme dimensión de los casos que copan las portadas, la corrupción es casi tan antigua como la vida misma. Desde hace miles de años ha habido casos de este tipo y también entonces los autores fueron reprendidos, aunque no siempre con facilidad.

La Biblia recoge ejemplos de ello y sobre todo condena estas prácticas, extendidas a lo largo de la historia y por todo el orbe. Tanto el “Antiguo Testamento” como el “Nuevo Testamento” muestran cómo el “justo” debía luchar contra el soborno, contra el fraude y contra el robo de aquellos que recaudaban a los que trabajando debían pagar sus impuestos.

Como si el tiempo no hubiera pasado

La corrupción entraña un pecado grave no solo contra Dios, pues es una directa agresión al prójimo y también al bien común.

Aunque de carácter más general dos de los diez mandamientos engloba este tipo de actuaciones. Concretamente el que dice: “no codiciarás los bienes ajenos” y el que sin medias tintas afirma que “no robarás”. Además de ellos, la Biblia está repleta de alusiones muy explícitas a una corrupción que se asemeja mucho a la que está destruyendo el mundo, y en las que se marca el camino que el “justo” debe seguir.

Antiguo Testamento

– El Profeta Isaías ya aseguraba en el siglo VIII antes de Cristo que “el que rehúsa ganancias fraudulentas, el que se sacude la palma de la mano para no aceptar soborno, el que se tapa las orejas para no oír hablar de sangre, y cierra sus ojos para no ver el mal. Ese morará en las alturas, subirá a refugiarse en la fortaleza de las peñas, se le dará su pan y tendrá el agua segura”. (Is. 33, 15-16).

– El libro de Levíticos, uno de los que forma el Pentateuco y escrito unos 1.500 años a.C cita también: “no hurtaréis; no mentiréis ni os defraudaréis unos a otros” (Lv 19, 11). En él igualmente aparece que “no haréis sentencias injustas, ni cometeréis injusticias en pesos y medidas. Tened balanza, pesas y medidas exactas” (Lv 19, 35).

– El Deuteronomio, otro de los grandes libros del AT, muestra referencias claras: “no torcerás el derecho, no harás acepción de personas, no aceptarás soborno, porque el soborno cierra los ojos de los sabios y corrompe las palabras de los justos”. (Dt, 16, 19).

– En otro punto escribe que “maldito quien acepte soborno para quitar la vida a un inocente” (Dt 27, 25).

– También el libro de los Salmos contiene distintas referencias a esta lacra. “No morará en mi casa quien cometa fraude” (Sal 101, 7). “No juntes mi alma con los pecadores, ni mi vida con los hombres sanguinarios que tienen en sus manos la infamia, y su diestra repleta de soborno” (Sal 26, 10).

– En el libro de Samuel, por ejemplo, se citan también los presentes como agasajo para conseguir favores: “sus hijos no siguieron su camino: fueron atraídos por el lucro, aceptaron regalos y torcieron el derecho” (I Sam 8, 3).

– El profeta Daniel tiene un mensaje para un colectivo cuestionado. “Envejecido en la iniquidad, ahora han llegado al colmo los delitos de tu vida pasada, dictador de sentencias injustas, que condenabas a los inocentes y absolvías a los culpables” (Dn 13, 53).

Hay muchísimas referencias más entre los libros y profetas del Antiguo Testamento que inciden en estas cuestiones de la corrupción desmedida.

Nuevo Testamento

Las referencias a sobornos, extorsiones y fraude en general también tienen gran cabida en los Nuevos Evangelios así como entre los apóstoles en sus cartas posteriores, especialmente en San Pablo.

Quizás el ejemplo más claro es Zaqueo, un recaudador de impuestos que se había enriquecido defraudando aún más a su pueblo y que ve pasar a Jesús a su paso por Jericó. Su conversión fue inmediata y en el Evangelio de Lucas se cuenta que conmovido fue consciente de lo que había hecho hasta entonces afirma: “daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruple”.

También en Lucas aparece un pasaje de Juan el Bautista, al que acudieron muchos a bautizarse entre los que había personas que no actuaban cumpliendo las normas. El pasaje dice así: “Preguntáronle también unos soldados: ‘Y nosotros ¿qué debemos hacer?’ El les dijo: ‘No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada”.

Igualmente, en Mateo se cuenta que los sumos sacerdotes “sobornaron” a los guardias que custodiaban el sepulcro cuando Jesús resucitó para que no dijeran la verdad.

San Pablo en su carta a los Romanos habla de la importancia de no evadir impuestos ante una costumbre extendida en aquel entonces. El apóstol de los gentiles insta a esta comunidad: “por eso precisamente pagáis los impuestos, porque son funcionarios de Dios, ocupados asiduamente en ese oficio, Dad a cada cual lo que se debe: a quien impuestos, impuestos; a quien tributo, tributo; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor. Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que ama al prójimo, ha cumplido la ley”.

Los ladrones históricamente eran muertos sin misericordia. Jesús reemplazó a Barrabas, un ladrón contumaz, y por tal motivo fue crucificado junto a otros dos ladrones, uno a cada lado.

Éxodo 22

Leyes acerca del robo

22 »Si alguien roba un buey o una oveja, y mata o vende el animal, deberá devolver al dueño cinco bueyes por el buey robado, y cuatro ovejas por la oveja robada. 2-4 Si el animal robado todavía está vivo y en poder del ladrón, éste deberá devolver al dueño dos animales. Todo ladrón deberá pagar el precio de lo que haya robado. Si no puede pagar, será vendido como esclavo para pagar lo robado.

»Si el dueño de una propiedad sorprende a un ladrón robando de noche, y lo mata, no será culpable de su muerte. Si lo sorprende robando de día, y lo mata, entonces sí será culpable.

Leyes contra daños en propiedad privada

»Si alguien suelta sus animales en su propiedad, y éstos van y comen en el terreno de otra persona, tendrá que pagar con lo mejor de sus cosechas los daños que causen sus animales.

»Si alguien enciende un fuego en propiedad ajena, y el fuego destruye todo el trigo y el campo, el que prendió el fuego deberá pagarle al dueño todos los daños causados.

»Si alguien le da a otra persona dinero o cosas de valor para que se las guarde, y algún ladrón se roba todo eso, el ladrón tendrá que pagar el doble de lo robado, si es que lo atrapan. Si el ladrón huye, la persona que guardaba lo que fue robado, deberá presentarse en el templo y jurar ante Dios que es inocente.

»Si dos personas afirman ser dueños del mismo buey, burro, oveja o algún otro objeto, deberán ir al templo para que su caso se resuelva ante Dios. Quien haya mentido deberá pagar el doble al verdadero dueño.

10 »Si alguien sale de viaje y deja un animal al cuidado de otra persona, esa persona no será responsable si el animal muere, o sufre algún daño, o alguien se lo roba sin ser visto. 11 Pero tendrá que jurar ante Dios que es inocente. El dueño deberá creerle, y esa persona no tendrá que pagar nada. 12 Sin embargo, si esa persona vio cuando el animal fue robado, tendrá que pagarle al dueño. 13 Si el animal fue despedazado por una fiera salvaje, y el que lo cuidaba puede presentar como prueba los restos del animal muerto, no tendrá que pagarle nada al dueño.

14 »Si alguien pide prestado un animal, y el animal resulta lastimado, o llega a morir, sin que el dueño esté presente, el que pidió prestado el animal deberá pagarlo. 15 Si el dueño del animal estaba presente, el que lo pidió prestado no deberá pagar nada. Si el animal era alquilado, sólo tendrá que pagar el alquiler.

Otras leyes

16 »Si un hombre engaña a una mujer soltera y sin compromiso, y tiene relaciones sexuales con ella, tendrá que casarse con ella y pagarle a su familia la cantidad que los novios acostumbran dar al casarse. 17 Pero si el padre de esa joven no quiere que ella se case, ese hombre deberá pagar de todos modos la cantidad que se acostumbra dar por la novia al casarse.

18 »Todo el que practique la brujería será condenado a muerte.

19 »Toda persona que tenga relaciones sexuales con algún animal será condenada a muerte.

20 »Quien haga sacrificios en honor a otros dioses, será condenado a muerte.

21 »No maltraten a los refugiados en el país, ni los hagan esclavos. Recuerden que también ustedes fueron extranjeros en Egipto.

22 »No maltraten a las viudas ni a los huérfanos. 23 Si lo hacen, y ellos me piden ayuda, yo los escucharé 24 y con furia les quitaré la vida a ustedes. Y entonces sus esposas serán las viudas y sus hijos, los huérfanos.

25 »Si alguien le presta dinero a un israelita pobre, no debe cobrarle intereses ni portarse con él como los prestamistas. 26 Y si ese israelita da su abrigo en garantía de que pagará el préstamo, se le deberá devolver al atardecer, 27 pues es lo único que tiene para protegerse del frío de la noche. Yo les digo que si ese hombre me pide ayuda, lo ayudaré, porque sé tener compasión.

28 »No hablen mal de los jueces, ni maldigan a sus gobernantes.

29 »No dejen de traerme sus ofrendas de trigo y de vino.

»No se olviden de entregarme a su primer hijo 30 y las primeras crías de sus ganados. Podrán dejarlos con su madre los primeros siete días, pero al octavo día me los entregarán.

31 »Ustedes deben obedecerme siempre.

»No coman la carne de animales que hayan sido despedazados por las fieras salvajes. Esa carne se la echarán a los perros.

¿Qué dice la Biblia acerca de la pena de muerte?

La ley en el Antiguo Testamento ordenaba la pena de muerte para varios delitos:

1) Asesinato (Éxodo 21:12),
2) Secuestro (Éxodo 21:16),
3) Bestialidad (Éxodo 22:19),
4) Adulterio (Levítico 20:10),
5) Homosexualidad (Levítico 20:13),
6) Ser un falso profeta (Deuteronomio 13:5),
7) Prostitución y violación (Deuteronomio 22:23-25), y muchos otros crímenes.
8) Los que practican la zoofilia. Leviticos 20:16
9) Los que invitan a la idolatría. Deuteronomio 13:9, 13:15, 17:5
10) Los que practican la hechicería. Éxodo 22:18

Sin embargo, con frecuencia Dios mostraba misericordia cuando la pena de muerte debía ejecutarse. David cometió adulterio y asesinato, sin embargo Dios no le quitó la vida por ello (2 Samuel 11:1-5, 14-17; 2 Samuel 12:13).

A última instancia, todos y cada uno de los pecados que cometemos merecen la pena de muerte (Romanos 6:23). Gracias a Dios, Él mostró Su amor por nosotros al no condenarnos (Romanos 5:8).

Cuando los fariseos llevaron a la mujer sorprendida en adulterio ante Jesús y le preguntaron si debía ser apedreada, Jesús respondió, “El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” (Juan 8:7) Esto no debe ser utilizado para indicar que Jesús rechazaba la pena capital en todos los casos. Jesús simplemente estaba exponiendo la hipocresía de los fariseos.

Los fariseos planeaban sorprender a Jesús, rompiendo la ley del Antiguo Testamento… realmente a ellos no les importaba que la mujer fuera apedreada (¿Dónde estuvo el hombre que fue sorprendido en adulterio?) Fue Dios El que instituyó la pena capital: “El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada, porque a imagen de Dios es hecho el hombre.” (Génesis 9:6)

Jesús apoyaba la pena capital en algunos casos, pero también mostró Su gracia cuando esta sentencia estaba por ejecutarse (Juan 8:1-11).

El apóstol Pablo definitivamente reconoció el poder del gobierno para instituir la pena capital cuando era necesario (Romanos 13:1-5).

Así que, básicamente, regresamos donde empezamos. Sí, Dios permite el castigo de la pena capital. Pero al mismo tiempo, Dios no siempre demanda la pena de muerte cuando es merecida. Entonces, ¿cuál debe ser la posición de los cristianos sobre la pena de muerte? Primeramente, debemos recordar que Dios instituyó la pena capital en Su Palabra; por lo tanto, sería presuntuoso pensar que nosotros podemos instituir un estándar más alto que el de Dios, o ser más compasivos que Él.

Dios tiene un estándar infinitamente más alto que cualquier ser, puesto que Él es perfecto. Este estándar no solo se aplica a nosotros, sino a Él Mismo. Por lo tanto, Él ama hasta un grado infinito, y Él tiene misericordia hasta un grado infinito.

Nosotros también vemos que Él tiene una ira santa en grado infinito, y que todo es mantenido dentro de un perfecto balance.

En segundo lugar, debemos reconocer que Dios le ha concedido al gobierno, la autoridad para determinar cuándo es meritoria la pena capital (Génesis 9:6; Romanos 13:1-7).

Es anti bíblico clamar que Dios se opone a la pena de muerte en todas las instancias. Los cristianos nunca debemos alegrarnos cuando la pena de muerte es ejercida, pero al mismo tiempo no debemos pelear contra el derecho del gobierno de ejecutarla sobre los perpetradores de los crímenes más viles.

¿POR QUÉ DIOS ORDENABA MATAR SI LO HABÍA PROHIBIDO EN EL SEXTO MANDAMIENTO?

Aclarando términos: Para iniciar esta investigación debemos comenzar definiendo lo que significa la palabra “matar”.

El Diccionario RAEL lo describe de una manera muy simple: “quitar la vida”. Dando por entendido que el acto de matar es una acción hacia un ser vivo, en otras palabras, nadie puede matar a un muerto o quitarle la vida a algo que carece de ella.

Formas de matar o quitar la vida.

Accidentalmente. No fue la intención del que ejecutó la acción de matar.
Intencionalmente. El individuo tuvo la intención de efectuar el acto (asesinato).
Jurídicamente. Sentencia que hace justicia a la falta del que es matado.
En defensa propia: Cuando está en juego la conservación de la vida ante el atacante que quiere arrebatarla. Cuando la vida de los habitantes de un país está juego ante otro país o nación que le amenace.
Ejecutando las funciones en que ha sido investido.: El policía que mata para detener un acto criminal o delictivo.

La muerte de un ser vivo la pueden causar alguno de los siguientes elementos:

La naturaleza. Un rayo puede “matar” a un ser humano.
Un ser humano. Puede “matar” a otro ser humano, por medio del Asesinato, un accidente, una ejecución de sentencia o el resultado de un enfrentamiento bélico. El acto del suicidio, el individuo causa su propia muerte.
La enfermedad. Una infección pulmonar, puede “matar” al enfermo.

Buscando entender a qué se refiere la Biblia con el mandamiento “No matar”.

Génesis 9:6. “El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre”. En este pasaje ya se nos revela la clasificación de delito, el quitarle la vida al prójimo.

En Éxodo 20:13 el sexto mandamiento dice: “No matarás”. Debido a la simplicidad del mandamiento escrito, se convierte en un obstáculo para el lector el determinar lo que abarca el mandamiento, siendo necesario una especie de reglamentación, o aclaración en el mismo documento que explique o diga los alcances del mandamiento de “No Matar”.

Si nos atenemos a la obediencia del mandamiento en todo lo que abarca la frase “No matar”, o sea, quitar la vida, caemos en el absurdo de no poder matar para comer, ni matar a una fiera que trate devorarnos o matar todos aquellos insectos y roedores que nos pueden causar la muerte por infección o contaminación. En otras palabras, no podríamos cortar un árbol (que tiene vida) para hacer una vivienda o usar la leña para hacer fuego, ya que un leño seco es lugar de diversos ecosistemas que contienen la vida.

A través de la misma Biblia, y los diferentes casos donde es permitido el “matar”, se podrá llegar a una conclusión cercana a lo que el mandamiento se circunscribe.

¿Qué se puede matar?

En cuanto a quitarle la vida al mundo vegetal en Génesis se ordena: Génesis 1: 29.: “Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer”.

En cuanto a “matar los animales para comer” En Génesis 9:3, dice: “Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo”.

Matar animales para el sacrificio: Éxodo 29:11 Y matarás el becerro delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión. (así como otros animales, como machos cabríos, ovejas, palomas…).

Con estos primeros ejemplos ya podemos comprender que el mandamiento “No matar”, no se refiere a “matar para vivir”, en el caso específico de vegetales y animales.

¿A quién no se debe matar?

Al inocente. Éxodo 23:7: “De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío”. El mandamiento de no matar, está dirigido específicamente a la persona inocente o aquella de la cual no se le ha imputado ningún delito.

Por otro lado, en Deuteronomio 27:25 dice: “Maldito el que recibiere soborno para quitar la vida al inocente. Y dirá todo el pueblo: Amén”, dando pié para aplicar la pena de muerte al que le haya quitado la vida al inocente.

¿Quiénes no pueden matar?

Según la Ley plasmada en los cinco libros de Moisés, el mandamiento de no matar está dirigido sólo a aquellas personas que no se le ha dado la potestad de quitar la vida. (La mayoría de la humanidad).

¿Quiénes si pueden matar?

Según las Escrituras, los “autorizados por Dios” son los únicos que tienen el derecho de aplicar la pena de muerte, sin estar infringiendo el mandamiento de no matar.

Los magistrados, o que estén en el gobierno, tienen la autoridad de matar: Jesucristo reveló a Pilato, que su poder de matar, (crucificarlo), radicaba en la anuencia divina: Juan 19:11 Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.

El apóstol Pablo confirmó la idea de castigar “con la espada” radica sólo en aquellos investido de tal autoridad en Romanos 13:3,4 donde dice: “Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo”.

Dios tiene el derecho de matar como supremo ejecutor de su justicia divina.:

Levíticos 10:2 Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová.
Génesis 38:7 Y Er, el primogénito de Judá, fue malo ante los ojos de Jehová, y le quitó Jehová la vida.
Génesis 38:9,10 Y sabiendo Onán que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano. Y desagradó en ojos de Jehová lo que hacía, y a él también le quitó la vida.

Algunas causas de muerte por infracción de la ley:

Los que practican la zoofilia

Levíticos 20:16 Y si una mujer se llegare a algún animal para ayuntarse con él, a la mujer y al animal matarás; morirán indefectiblemente; su sangre será sobre ellos.

Invitación a la idolatría

Deuteronomio 13:9 sino que lo matarás; tu mano se alzará primero sobre él para matarle, y después la mano de todo el pueblo.
Deuteronomio 13:15 irremisiblemente herirás a filo de espada a los moradores de aquella ciudad, destruyéndola con todo lo que en ella hubiere, y también matarás sus ganados a filo de espada.
Deuteronomio 17:5 entonces sacarás a tus puertas al hombre o a la mujer que hubiere hecho esta mala cosa, sea hombre o mujer, y los apedrearás, y así morirán.

Práctica de hechicería

Éxodo 22:18 A la hechicera no dejarás que viva.

Los que aparten al pueblo del conocimiento de Jehová

Deuteronomio 13:10 Le apedrearás hasta que muera, por cuanto procuró apartarte de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

Las ejecuciones de estas penas capitales, tenían que ser precedidas por un juicio, y luego era el pueblo quien la llevaba a cabo, por mandato de ley.

Las muertes o ejecuciones narradas en la Biblia, fueron ordenadas por Dios, por medio de un instrumento de justicia.

Ciertamente en la Biblia aparecen escenas donde algunas o muchas personas son ejecutadas por orden de Dios; pero todas ellas obedecían a una orden de aplicar justicia al infractor de la ley. Ninguna de esas muertes fueron caprichosas o realizada por asesinos de oficio.

Ejemplos: Dios utilizó a Moisés, así como a Leví para matar a los adoradores del becerro de oro, de la misma manera Dios utilizó a los jueces de Israel, como a los reyes de Israel para que cumplieran el rol de justicia divina al culpable.

En ninguna parte encontramos escenas de muertes aprobadas por Dios, sin justificación previa. Todas fueron realizadas por una causa legal que les daba el carácter de ejecución y no de asesinato.

Discusión gramatical sobre el significado de matar en la Ley de Dios.

En cuanto a Mateo 19:18 “Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio”.

Se dice que hay un error de traducción en la palabra matarás, la cual debió haber sido traducida como “asesinarás”, dando a entender que el mandamiento original, lo que prohibía era el asesinato, y no el dar muerte por medios o justificaciones válidas amparadas por la ley.

CONCLUSIÓN

Con todo lo anterior, podemos responder a la pregunta: ¿por qué dios mandó a matar si su mandamiento prohíbe al hombre matar? O ¿Por qué si Dios le prohibió al hombre matar, porqué lo mando a matar?

La respuesta sería: Los mandaba a matar, porque la orden del sexto mandamiento, lo eximía de la culpa cuando el matar era el resultado del justo cumplimiento de la justicia.

La orden del sexto mandamiento, sólo prohíbe al hombre quitarle la vida al prójimo como un acto particular, sin justificación, sin motivo o ejecución de una orden dictada por un tribunal de justicia, o de una acción propia de la autoridad que lo revista.

La misma Escritura en el Antiguo Testamento, reconoce que ese actuar de Israel (como brazo ejecutor de la pena de muerte por parte de Dios), fue una mala imagen del reflejo de la justicia de Dios, lo cual en el libro de Ezequiel se trata de enmendar y corregir la fama de ser un pueblo “Matador de su propio pueblo”.

Ezequiel 36:13-15 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto dicen de vosotros: Comedora de hombres, y matadora de los hijos de tu nación has sido; por tanto, no devorarás más hombres, y nunca más matarás a los hijos de tu nación, dice Jehová el Señor. Y nunca más te haré oír injuria de naciones, ni más llevarás de nuestros de pueblos, ni harás más morir a los hijos de tu nación, dice Jehová el Señor. Dando por finiquitada la ejecución de la pena capital por parte de las manos de un juez o del pueblo, sino restringida sólo a los que ejecutan justicia, como gobernantes y magistrados, siempre y cuando sea solo en casos de “extrema justicia”, y nunca para satisfacción personal.

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